Estrategias plurales de sostenibilidad, una aproximación al campo relacional de la Cooperativa La Cabaña (2006-2019)
Resumen
El avance de la fase neoliberal de la economía global capitalista –signada por la
primacía de las finanzas, la especulación y el traslado constante de capitales– trae como
consecuencias el cierre de establecimientos productivos, el aumento de los índices de
desempleo y el deterioro de las condiciones de vida de las personas. Ante esta situación
surgen respuestas en diferentes partes del mundo, muchas de ellas identificadas como de
Economía Social y Solidaria (ESS). Esta expresión alude a un campo plural de iniciativas
—así como a las corrientes de pensamiento asociadas a ellas— que se plantean como
alternativas a la lógica de la reproducción del capital y que apuestan a llevar adelante
estrategias que se orienten a la reproducción de la vida.
Las experiencias de Empresas Recuperadas (ER) son un conjunto heterogéneo de
unidades productivas o de servicio que se ven sometidas a fuertes crisis (quiebras, cierres,
etcétera) y que retoman sus procesos productivos a partir del trabajo cooperativo de
gestión autónoma y democrática de sus trabajadores (Fajn, 2013). A partir de su irrupción
en diferentes ciudades de nuestro país a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI,
constituyen un objeto de estudio desde diversos campos académicos y disciplinas como
la sociología, la economía o la historia. Las ER se han transformado en un objeto de
estudio a nivel nacional, podemos mencionar a autores como Fajn (2003), Battistini
(2004), Wyczkier (2009) y Ruggeri (2009), quienes se dedican a conocer los aspectos
jurídicos, económicos, subjetivos y organizativos de estas iniciativas. En el ámbito
académico local también nos encontramos con diferentes investigaciones que han
analizado estas experiencias en la ciudad de Rosario entre las cuales podemos mencionar
las de Dicapua et al. (2011), Aguirrezábal y Deux Marzi (2011) y Hudson (2012). Estos
trabajos comparten interrogantes sobre la potencialidad de estas experiencias en el
territorio y analizan los desafíos (contemplando diversas dimensiones) para el desarrollo
de estas en una sociedad capitalista.
El estudio de las ER podría ser enmarcado en el campo de la teoría de la ESS, en
tanto las experiencias incluidas allí procuran dar solución a necesidades no satisfechas y
enfrentarse a las reglas económicas de mercado que prevalecen en la sociedad. En este
accionar se defiende la primacía de las personas y del trabajo por sobre el capital. En esta
misma línea, los trabajadores de ER defienden sus puestos de trabajo y los medios
productivos a los que están asociados y para hacerlo conforman organizaciones
cooperativas. Por medio de las mismas intentan expandir los aspectos de esta economía
al comprometerse con los principios cooperativos, de autogestión, colaboración y
democracia participativa. Por lo que las ER se encuentran inscriptas dentro de la ESS
como emprendimientos donde se producen bienes y servicios que se rigen por el principio
instituyente de asegurar una mejor calidad de vida a las personas, contra el lucro y la
obtención de máxima ganancia individual como objetivos preponderantes del sistema
capitalista.
Las experiencias de ER en el caso argentino se constituyen en base a una
particularidad: se trata de un movimiento organizado, con perfil propio y autónomo, a
diferencia de lo que ocurre en otros países donde se encuentra integrado al movimiento
cooperativo tradicional (Ruggeri, 2014). Al mismo tiempo se distancia de los marcos
laborales asalariados y de las unidades productivas capitalistas en tanto se trata de:
(…) procesos sociales y económicos que presupone la existencia de una empresa
anterior, que funcionaba bajo el molde de una empresa tradicional (inclusive, en
algunos casos, bajo formas legales cooperativas) y cuyo proceso de quiebra,
vaciamiento e inviabilidad llevó a sus trabajadores a una lucha por su puesta en
marcha bajo formas autogestionarias (Ruggeri, 2014, p.18).
Dentro de las experiencias de la ESS las ER tienen como protagonistas a los
trabajadores, impulsores de su recuperación y de las acciones para poner en
funcionamiento nuevamente los establecimientos productivos. Los trabajadores a partir
de los procesos de recuperación inscriben experiencias con singularidad en cada uno de
los lugares, por lo que cada ER presenta características distintivas, aunque a la vez todas
ellas contienen articulaciones y sentidos compartidos que nos permiten hablar de un
cambio en las condiciones subjetivas de estos trabajadores. En estas nuevas
configuraciones de relaciones sociales y económicas se identifica otra forma de pensarse
como trabajadores y dueños de los medios de producción, nuevas disputas por el
reconocimiento como trabajadores y de sus derechos.
La historia de las ER en Argentina tiene su etapa más trascendente en los años
signados por el desmejoramiento de los indicadores tanto económicos como sociales.
Podemos dar cuenta de ello con los datos brindados por el INDEC del año 2002 cuando
la población que vive en hogares con ingresos inferiores a la línea de pobreza y el
desempleo alcanzaron récords históricos; 55% y 21,5 % respectivamente (Freyre,2014).
Los hechos acaecidos con la crisis del 2001 y el padecimiento de los efectos de la misma
en nuestro país no hicieron más que profundizar la situación de premura económica en
general, y especialmente en el sector industrial. Frente a los cierres de empresas que se
fueron produciendo surge una estrategia impulsada por los trabajadores, la recuperación
de los establecimientos por sus propias manos como una posibilidad de “salir a flote”.
Bajo la consigna de mantener las fuentes de trabajo, cientos de trabajadores alrededor del
país se organizan a través de la figura legal de cooperativas de trabajo.
Con resultados dispares y una lucha constante, las ER se transforman en una
imagen de resistencia de los momentos convulsionados de la Argentina de principios de
siglo. Ejemplos emblemáticos son los casos de Industrias Metalúrgicas y Plásticas
Argentina - IMPA (1998), Gráfica Chilavert (2002), Fábrica Brukman (2003) en la
Provincia de Buenos Aires, FaSinPat (2002) en la Provincia de Neuquén, y el Hotel Bauen
(2003) en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para mencionar algunos (Fajn, 2003;
Ruggeri, 2014). En la ciudad de Rosario1 también tienen lugar experiencias de
recuperación de fábricas por sus trabajadores hacia fines de los noventa y comienzos del
nuevo milenio, entre las más emblemáticas se destacan la Cooperativa Herramientas
Unión (2000) y la Cooperativa Mil Hojas (2000).
Si bien las experiencias de ER han motivado nuevos estudios (Gracia, 2011;
Guelman, 2012; Ruggeri 2014 entre otros), la mayoría se han enfocado en la etapa
fundacional de las iniciativas. Pocos han abordado y problematizado las condiciones que
favorecen u obstaculizan la consolidación de cada experiencia y del conjunto de ellas
(Deux Marzi, 2007; Hudson, 2011; Rubio, Solero, Tavella, Valentino, 2014).
En esta nueva etapa de consolidación de las experiencias se presenta con mayor
fuerza la discusión por la sostenibilidad de las mismas. ¿Cuáles son los factores
económicos, organizacionales, sociales en los que se apoyan y de qué estrategias se valen
las ER para sostenerse? ¿Qué desafíos enfrenta su sostenibilidad? Por ello, y a partir de
los antecedentes mencionados, reconocemos que una de las cuestiones de central
importancia para estudiar el devenir de los procesos de recuperación de empresas refiere
a las condiciones que favorecen su sostenibilidad en el tiempo. En particular, advertimos
que se trata de iniciativas que desde sus orígenes se vinculan con un conjunto heterogéneo
de actores que de diferentes maneras inciden en la viabilidad del proceso. Por mencionar
algunos de ellos destacamos los diferentes poderes del Estado sea a partir de la actuación
Una de las más grandes ciudades del país, la misma cuenta con un importante entramado
productivo, plasmado en un cordón industrial conformando el Gran Rosario contabilizando las ciudades de
alrededores como San Lorenzo, Villa Constitución, Granadero Baigorria, Villa Gobernador Gálvez, entre
otras del Poder Judicial en los juicios por quiebra y liquidación de las respectivas empresas, el
Poder legislativo, en los casos que se sancionan leyes de expropiación, o las diferentes
áreas del Poder Ejecutivo con programas o acciones de promoción y apoyo de las
experiencias; los sindicatos; la comunidad en la que se inscribe la experiencia y
organizaciones de ER, entre otros.
Por este motivo, resulta de particular interés conocer cómo inciden los vínculos y
relaciones construidas a partir de la recuperación de una empresa en el desarrollo del
proceso y sus posibilidades de sostenibilidad. Para ello nos apoyamos en la definición de
sostenibilidad plural que plantea Vázquez (2016), quien recomienda dejar de considerar
exclusivamente la sostenibilidad mercantil para avanzar en un criterio que se apoye en un
conjunto complejo de estrategias, políticas y recursos para la reproducción de las
organizaciones de trabajo asociativo y autogestionado. Este tipo de sostenibilidad
posibilita reconocer que los emprendimientos se sostienen sobre otros soportes que hacen
a la viabilidad y sostenibilidad de los mismos. Como dijimos, esta definición contrasta
con el concepto actualmente predominante que tiene en cuenta exclusivamente la
dimensión de la autosostenibilidad microeconómica de los emprendimiento a partir de su
inserción mercantil.
Preguntarnos por las condiciones para la sostenibilidad plural de este tipo de
experiencias nos lleva a asumir un enfoque territorial, poniendo en valor la noción de lo
territorial en procesos de transformación social, donde se juegan saberes y prácticas en
contextos socio espaciales determinados (Madoery, 2016). La mirada territorial nos
acerca a la cuestión de los soportes de la sostenibilidad plural, reconociendo no sólo
aquellos de orden económico sino también político y relacional, en un contexto situado.
Una mirada multidimensional, multiescalar y multiactoral, que nos permite reconocer
cómo inciden las relaciones que se inscriben entre diferentes actores del territorio en la
sostenibilidad de la experiencia.
Es necesario recuperar la idea de conflicto, relaciones de dominación, que a su
vez plantean el fortalecer voces propias en las disputas sociales. La complejidad territorial
se manifiesta en la existencia de actores operando desde una multiplicidad de intereses y
flujos que se afectan mutuamente y donde el territorio es más que la suma de las partes
(Costamagna, 2020).
Por ello, en este trabajo nos proponemos caracterizar el entramado de relaciones
que se construye en el transcurso de la recuperación de La Cabaña, que a la vez le dan
soporte y hacen viable la experiencia.
La elección de este proceso de recuperación se apoya en la relevancia que
adquieren los vínculos y relaciones con diferentes actores del territorio para llevar
adelante el proceso de recuperación y sostener la experiencia en el tiempo. Si bien el
apoyo de organizaciones sociales y de algunas áreas del Estado suele ser frecuente en los
procesos de recuperación de empresas, en la cooperativa La Cabaña, estas relaciones
adquieren mayor volumen y protagonismo con el transcurso de la experiencia. Se
destacan el rol del sindicato que agrupaba a los trabajadores en aquel momento,
Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina
(ATILRA); la fuerte imbricación en la federación que agrupaba a la mayoría de las
recuperadas de la provincia, la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores
Autogestionados (FACTA), actualmente reconvertida parte de ella en la Federación
Autogestión, Cooperativismo, Trabajo (ACTRA); la posterior elección de la presidenta
de la cooperativa La Cabaña para presidir ACTRA. Así mismo se dieron estrategias
colectivas para recuperar los mercados y clientes junto a otras ER; así como para dialogar
con los diferentes niveles del Estado, entre otras.
En esta investigación nos proponemos reconstruir ese entramado de relaciones en
el que se inscribe la experiencia, reconociendo su incidencia en la sostenibilidad de la
iniciativa. Para ello, retomamos el concepto de campo relacional propuesto por Madoery
(2016), para proponerlo como un dispositivo teórico y metodológico que nos aproximará
a la reconstrucción y comprensión de los soportes de esta experiencia. De manera que se
busca contribuir al campo de las ciencias sociales y particularmente al análisis con
enfoque territorial haciendo hincapié en el aspecto relacional (Benedetti, 2011; Raffestin,
2011) de los procesos, la complejidad del mismo, sus dinámicas sociales y las capacidades
puestas en juego en un territorio (Costamagna, 2015).
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