FRCU - Material Institucional
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Item 30 años(1999) UTN-FRCUEditorial. El arribar a los treinta años de existencia física significa para cualquier institución y en particular para esta Facultad un hecho trascendente. Desde fines del año 1969, con el dictado de la Resolución Nº 487/69 del Rectorado de la Universidad que le dio existencia legal, y principios de 1970, con el dictado de los primeros cursos, hasta la fecha, han transcurrido importantes acontecimientos, incorporación de nuevas carreras de grado, incremento exponencial de cursos de capacitación, el surgimiento del posgrado y la investigación, entre otros que hacen a las funciones esenciales de la Universidad. Tanto el Histórico Colegio Superior del Uruguay, donde tuvo asiento los dos años iniciales, como el edificio que ocupó posteriormente y en el que desarrolla sus actividades en la actualidad, han visto pasar miles de estudiantes, muchos de los cuales se han convertido en graduados, y por lo tanto embajadores de la Facultad que los formó. De la misma manera, en sus claustros han desarrollado sus actividades y entregado su esfuerzo docentes y no docentes, algunos de los cuales fueron iniciadores y nunca la han abandonado, hasta nuestros días. El incremento de actividades vino acompañado del desarrollo de planes directores de crecimiento, para armonizar las exigencias edilicias, de equipamiento de laboratorios y biblioteca, entre otros. La organización de actividades cobró un papel preponderante y junto a ella la conformación de equipos de trabajo, redacción de procedimientos para los procesos más importantes, así como la búsqueda de sistemas de comunicación efectivos. La obtención del Premio Nacional a la Calidad 1995 para el sector público fue sin lugar a dudas un hecho que impactó fuertemente tanto en el plano interno como en el externo de la Facultad. Su consecuencia fue un fortalecimiento general, el que estuvo acompañado del proyecto y desarrollo de numerosas acciones de crecimiento institucional, destinadas en su conjunto a afianzar totalmente su presencia en la región y ene! país. Estamos convencidos que el mayor capital que posee nuestra Casa es el constituido por las personas que la integran, las que en permanente interacción entregan conoclrrsentos y su trabajo, así como reciben otros, y en este proceso continuo que involucra el mejoramiento y la capacitación provocan el crecimiento institucional. Es por eso que hoy más que nunca debemos reafirmar los objetivos fundamentales de nuestra Facultad y su compromiso con la sociedad que la sustenta y le da sentido a su existencia. A través del trabajo humilde, la disciplina, la capacitación permanente en el marco de la cooperación y mejora continua sin duda que el futuro la encontrará cumpliendo un rol destacado en el crecimiento de nuestro país. Juan Carlos Jesús Piter DecanoItem Puerto viejo : ciencia nueva(2015-08) UTN-FRCUEditorial La buena acogida que los lectores prodigaron al primer número de la revista de nuestra Facultad “Puerto Viejo, Ciencia Nueva” sirvió de poderoso estímulo para encarar con optimismo la publicación del segundo y darle así continuidad en el tiempo. Investigar y publicar lo hemos señalado ya en otras oportunidades ya sea en soporte electrónico, en soporte de papel o en cualquier otro que fuere, constituye sin duda alguna un complemento indispensable de la tarea docente, ya que brinda al profesor la oportunidad de llegar hasta sus alumnos y colegas con el resultado de sus trabajos de búsqueda, tarea esta que multiplica su importancia si consideramos el valor que ha adquirido en nuestros días el ejercicio del pensamiento crítico, tanto en el plano de la enseñanza como así también en el de la búsqueda del conocimiento. Todos sabemos que la sociedad se encuentra en permanente cambio, hoy más acelerado que nunca. Como ha sido expresado en múltiples ocasiones por el sociólogo austríaco Peter F. Drucker, el trabajador industrial, el trabajador de la fábrica, aquél que hizo posible la mayor parte de las transformaciones del “mundo moderno”, cedió paso en pocas décadas al trabajador del conocimiento, modificando sustancialmente los criterios que habían dado lugar a la revolución industrial. En muy poco tiempo se abrió paso la sociedad del conocimiento, también a veces llamada sociedad de la información. “El recurso económico básico, el “medio de producción”, para utilizar el término de los economistas, ya no es el capital ni los recursos naturales ni la “mano de obra”. Es y será el saber (Cf. Ob. Cit. P. 14 y sigs.). Sólo así puede llegar a comprenderse la importancia que en nuestros días ha adquirido el proceso de generación del conocimiento, proceso que debe interpretarse como el producto resultante de la investigación, en especial en los ámbitos universitarios, ya que es en sus aulas y laboratorios donde en general se van gestando laboriosamente las nupcias entre la producción y la aplicación práctica del conocimiento. Este hecho, cuya importancia ya nadie cuestiona, se ve aún considerablemente resaltado cuando el escenario de su gestación es nada más y nada menos que un escenario de formación tecnológica, como lo es, precisamente, el espacio que ofrecen las diversas Facultades de la U.T.N. Ni más ni menos que el aprendizaje y la investigación como instrumentos indispensables para el desarrollo del pensamiento crítico. En fin, ni más ni menos que el aprendizaje y la investigación al servicio del saber y, muy especialmente, del saber hacer. Ya en la década del 60 y desde las páginas de su obra ”La Cibernética en la Enseñanza”, Luis Couffignal vaticinaba con insistencia el papel trascendente que la moderna tecnología iría adquiriendo progresivamente en los procesos de generación y transmisión del conocimiento. Por su lado, Jeremy Rifkin, autor de una obra que alcanzó rápidamente una resonante difusión a comienzos de los años 90 nos referimos a “El Fin del Trabajo” se encargaría de reseñar en pocas palabras las tres grandes revoluciones que le fueron permitiendo al hombre superar los condicionamientos biosociales a los que su existencia se mantuvo por siglos fuertemete supeditada la del motor a vapor al comienzo, la del petróleo, la electricidad y las comunicaciones luego, y por fin la informática y determinar de qué manera esta última iría marcando paulatinamente el ingreso a la era de la robótica y los ordenadores, esa especie de “máquinas pensantes” capaces de realizar con velocidad y exactitud las más variadas combinaciones y comenzar, con su compleja y avanzada programación, una transformación que poco a poco iría invadiendo el último espacio que por entonces se hallaba aún disponible: el mundo de la mente (Cf. ob. cit. 85 y sigs). De manera directa o tangencial, es un hecho incontrastable que todas las profesiones giran hoy en torno de la información. Las Tic han jugado en este sentido un papel decisivo, poniendo al servicio del investigador una variada gama de recursos para llevar eficazmente adelante sus proyectos. Saber para saber más. El saber al servicio de la multiplicación del saber como prerrequisito para lograr la multiplicación del hacer. El saber al servicio de la tecnología y la tecnología al servicio del saber. Investigar para producir saber, y saber para estimular la productividad. ¿Sería acaso oportuno en este momento pensar en la causalidad recursiva de E. Morin...? En esta tarea de multiplicación del conocimiento, las revistas científicas –como la que aquí entregamos al lector en su segundo ejemplar cumplen un papel de incocultable trascendencia. El hecho mismo de su publicación define el estilo de un centro de estudios superiores, le permite vincularse con la comunidad y le otorga un carácter y una identidad muy particulares. Es más: contornea su fisonomía a partir de la calidad de los artículos y facilita el ejercicio de la autoevaluación científica y pedagógica del referido centro. Una publicación periódica facilita la introversión de la mirada, le permite a la Facultad una mirada hacia adentro en un contexto de interdisciplinariedad y hace posible que los profesores puedan ir adelantando el producto de sus trabajos de investigación para someterlos, en el proceso mismo de su gestación, a la mirada crítica o estimulante que pueda surgir de la comunidad educativa que integran. Además, facilita la discusión de los proyectos que se encuentran en vías de elaboración, tendiendo un puente entre la Institución y el medio social gracias al cual las voces de los claustros llegan a la ciudadanía y las voces de la ciudadanía repercuten en los claustros. En suma, creemos que una revista nos brinda el mejor escenario para reunir las voces de alumnos y profesores, las voces de la investigación, la enseñanza y el aprendizaje en orden al mejoramiento de la investigación y al progreso del conocimiento. Eduardo Julio Giqueaux Director