Las empresas familiares constituyen un pilar fundamental de la economía global, representando una proporción significativa del sector privado en muchos países.
Estas empresas se caracterizan por la implicación de varios miembros de una misma familia en la gestión y propiedad de la organización, lo que a menudo les otorga una ventaja única en términos de visión a largo plazo y flexibilidad. Sin
embargo, esta estructura también puede dar lugar a complejos conflictos que afectan tanto a la dinámica familiar como al rendimiento empresarial.